Validación emocional como principio educativo
Validación emocional como principio educativo
La “validación emocional” no es una estrategia en positivo que llevamos a cabo como alternativa a los condicionamientos como la amenaza, el castigo o el grito, no es la forma positiva de conseguir lo mismo, sino la forma natural de tratarnos unos a otros, la base sobre la que construimos el diálogo, tomamos decisiones y actuamos con los miembros de la familia que tanto amamos. No hay que caer en el error de que si no sirve el castigo, la amenaza o el grito, quizás de esta otra manera más positiva consigamos que el menor obedezca igualmente. Esta no es la idea. Sino que por medio de la validación emocional, reconocemos lo que les cuesta dejar de jugar, hacer ciertas cosas, cambiar de espacio de juego o cumplir con un hábito. Cuando el adulto valida las emociones, el menor tiene mejor predisposición a entender, colaborar, escuchar y autorregular la frustración que le puede generar ciertas situaciones.